Tener Fe como un grano de mostaza

Siempre escuchaba o leía este pasaje en Mateo 17:20 que dice:

“Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.”

En él se compara la fe con una semilla de mostaza.

Yo imaginaba que si teníamos una fe, pequeña en cantidad o tamaño, como una semilla de mostaza, podríamos, en el nombre de Jesús, lograr que el milagro que necesitamos se hiciera posible. Me preguntaba, ¿Cómo era entonces mi fe?, ¿Porqué no se me hacía fácil mantener una fe ni siquiera tan pequeña? Pero no era eso.

Yo había mal interpretado la palabra.

Leyendo entonces en Mateo 13:31, encontré que Jesús mismo ya había dado la definición de la fe comparada a una semilla de mostaza.

“Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.”

No era tanto el tamaño o la cantidad de fe la que se estaba comparando, era la calidad de esa fe. La semilla de mostaza es la más pequeña de las semillas, pero tiene la cualidad de convertirse en la más grande hortaliza. Pero no todo queda ahí, no conforme con eso, se convierte en el árbol más grande y no conforme con eso, se hace tan fuerte y grande, que las aves del cielo anidan en el.

Así debe ser nuestra fe, debe tener la cualidad y calidad de, en el nombre de Jesús, permitir el milagro que esperamos y recibir las bendiciones del cielo.

El milagro se hará posible cuando no creamos que no somos lo que las apariencias dicen que somos, sino por lo que llevamos dentro puesto por Dios.